La creación de este decálogo surge de la idea de que sean los propios deportistas los que transmitan a sus familiares y público en general que asista a un evento deportivo de balonmano aquellos comportamientos adecuados para que se
garantice el «Juego limpio».
Estas reglas se transmiten a todos los clubes que participan en las competiciones de categorías de base organizadas por la FABM, para que puedan ser conocidas por todas las personas que asistan a los encuetros deportivos.